Aproximadamente el 28% de los embarazos concebidos entre los 25 y 39 años se detendrán en los primeros 3 meses. Esta proporción aumenta con la edad, llegando a mas de 50% a los 45 años.
La causa de la mayoría de las detenciones son trastornos genéticos del embarazo que corresponden a esa gestación y por lo tanto no tienen porqué repetirse.
La mujer que ha tenido una pérdida del primer trimestre de la gestación tiene el mismo riesgo de volver a perder el embarazo que alguien que no perdió ningún embarazo.
Si el número de abortos espontáneos es de 2 consecutivos el riesgo de volver a perderlo sube a 40%, y si fueron 3 se sitúa en 60%.
Se define como “abortos a repetición” o “abortos habituales” a la perdida de 3 embarazos en el período comprendido hasta las 20 semanas.

Las causas no genéticas del aborto a repetición serían:

    • Causas uterinas: miomas submucosos o intramurales a crecimiento submucoso (o sea con crecimiento hacia la cavidad uterina), pólipos endometriales, malformaciones congénitas uterinas y las adherencias de la cavidad endometrial llamadas sinequias uterinas. Se tratan con resectoscopia histeroscópica.
    • Incompetencia ístmico-cervical: incapacidad del cuello uterino de “sostener” el embarazo hasta la viabilidad del bebe. Se trata con una intevención llamada “cerclaje”, que se realiza a los 3 meses del embarazo.
    • Trombofilia: grupo de trastornos hematológicos adquiridos o congénitos que producen una tendencia a una excesiva formación de coágulos. El tratamiento con Heparina es muy efectivo.
    • Causas hormonales: trastornos tiroideos, ováricos y otros se acompañan de un riesgo aumentado de aborto espontáneo
    • Causas infecciosas: infecciones uterinas por Chlamydia Trachomatis, Ureaplasma Urealyticum u otros germenes, así como enfermedades generales como la Toxoplasmisis, citomegalovirus, y otras
    • Causas genéticas: existen trastornos genéticos de los padres que pueden condicionar un riesgo aumentado de malformaciones congénitas y/o de abortos a repetición. Pueden descartarse con un estudio genético de la pareja. En este caso tendremos un asesoramiento del porcentaje del riesgo de repetición.
    • Fragmentación del ADN espermático aumentado: se refiere a roturas o lesiones en el material genético del espermatozoide. A mayor número de lesiones, menor será la integridad del material genético y las probabilidades de que se produzca un embarazo a término. En algunos casos el ovocito puede reparar el daño del ADN del espermatozoide que lo ha fecundado. Esto va a depender del tipo de lesión del ADN, del porcentaje de ADN del espermatozoide afectado y de la calidad del ovocito, un factor generalmente ligado a la edad de la paciente. Existen varios métodos para medir los niveles de fragmentación, los más frecuentemente utilizados son: Tunel y Caspasa.
Los tratamientos dependerán del diagnóstico, pero en general los resultados son muy buenos cuando se identifican la o las causas y se tratan adecuadamente.